Poniendonos al día con las publicaciones publicamos en nuestro blog el número 48 de TENDENCIA. A continuación el sumario de este numero y su editorial.
- De cómo
hacerfabricar Justicia - La inundación es una política de Estado
- Cortar por Lo..Zano: Votar a Capriles junto con Binner
- Los Simuladores
- ¿Buitres con plumas de paloma?
- Cuanto peor, mejor…
- El desLENGUADO Uruguayo
Editorial
El derrotero de la crisis indica que enfiló con toda su flota hacia playas de América Latina, y como Argentina se ubica en ella, los desembarcos son cotidianos. Las desinversiones habidas en los últimos meses, son la marca de la crisis contra la cual supuestamente habían blindado al país Néstor y Cristina.
Ese supuesto blindaje anticrisis está siendo perforado con tanta frecuencia que ya no se sabe si existe siquiera en el repertorio de los funcionarios.
Medidas tales como cuidar celosamente los dólares que entran en la caja del Estado hace que “aquellos que nunca vieron un dólar” hoy sepan de la cara de Washington a fuerza de propagandizar medidas intrascendentes para un problema mayúsculo, porque además, los dólares y su costo se ven, quiérase o no, en los aumentos del costo de vida que siguen a su precio apenas un paso atrás y muchas veces, cobrando por adelantado según las proyecciones de aumento de la moneda yanqui.
De la manera más tosca, pero real y brutal a la vez, todos sabemos que si aumenta el dólar aumenta todo. La inflación es la cara torpe que se nos presenta en el mostrador de la refinada economía que las masas populares no alcanzan a dominar, pero padecen. El precio de los medios de vida, sigue al precio internacional en dólares, el de los combustibles, el del transporte, las tarifas leoninas de la electricidad y hasta el agua que bebemos (o no alcanzamos). Y esto no lo pueden parar por mucho tiempo planes de abaratamiento como los subsidios a empresas de servicios, achicamiento del costo financiero para la burguesía comercial como resulta la MorenoCard, etc. Más temprano que tarde se suprimen y la libertad de mercado se impone. No hay Carne para todos, no hay Cerdo para todos, no hay boleto para todos, no hay Fruta para todos, no hay nada de eso que sean la salvación prometida por el Cielo del Estado burgués. Todo tiene principio para pocos y plazos cortos. La supresión de varios planes, como el subsidio a la energía eléctrica, fue un estallido de costos para la población más urgida por las necesidades, porque lo que supuestamente significaba aumento para los privilegiados que usan más de un foco para alumbrarse, en el caso de los que usan miles, se descarga como aumentos de costo sobre la masa consumidora y pone como inaccesibles para un tercio del país muchos de los productos básicos.
En este estado de cosas, el Gobierno Nacional se da una política de garrote y preparatoria de escaladas represivas infinitamente mayores aún. Es decir, afilan como el sable la forma en que se manda obedecer y se penaliza al desobediente. El proyecto X tiene sus primeras víctimas en los trabajadores. Las causas abiertas con datos de espionaje son contra ellos. Es la misma lógica que desembocó en la Dictadura Genocida: la mayoría de clase que sufrió ataques graduados desde despidos hasta desapariciones, es la clase trabajadora. La Ley de Prescindibilidad que se aplicó a los estatales desde 1974 , las listas negras de las plantas fabriles y demás establecimientos privados, así como el Estado de Sitio eterno, hasta culminar en los decretos de aniquilamiento de la subversión, son obra de otro gobierno peronista. Desde ya que el kirchnerismo satisfizo las órdenes del imperialismo y ya había impuesto normas precisas para la represión con la Ley Antirerrorista, que, bien leída no es ni más ni menos que la legislación del Plan Cóndor.
Los despojos de derechos se suceden sin solución de continuidad y a uno de los más destacados en el último año, como la Ley de ART que establece el abaratamiento de los costos patronales por los accidentes laborales, se le agrega ahora, subripticiamente y disfrazado de legislación para la democratización de la Justicia, una virtual negación del derecho de huelga. Por el art. 17 de la ley de cautelares –que suprime la protección cautelar de reclamos contra el Estado y traslada toda esa protección al Estado- se establece que cualquier medida de acción directa puede ser atacada por esos superpoderes y que es Tomada, el Ministro de Trabajo y cómplice de Pedraza en el asesinato de Mariano Ferreyra, el encargado de tipificar cuando una medida afecta a actividades de interés público. Más definitivamente expresado: Tomada es quién decide cuándo se puede hacer huelga, quite de colaboración, piquete o toma del lugar de trabajo.
El saqueo de los salarios por el Estado es paralelo al mantenimiento de los contratos basura, el trabajo en negro y todo lo que trae la práctica menemista del Gobierno kirchnerista, manteniendo el rigor de la flexibilización laboral.
El Estado es el primer beneficiado de estas leyes. Ni todas las empresas privadas juntas pueden reunir tantos contratos basura como el conjunto de los Estados Nacional, Provinciales y Municipales demostrando que la oposición burguesa podrá gastar gruesos epítetos contra la Presidenta, pero en la explotación están de acuerdo.
Las nuevas formas de trampear el entendimiento de los trabajadores, sometidos por la Ley de Asociaciones Profesionales a la burocracia sindical, incluye una mentira tan descomunal como que un miserable 15 % debe ser considerado 30 %. A esto se le llama aumentos escalonados, lo que no es así: el 15 % a fecha es a fecha, si después viene un 8 % más a meses, es un 8 % y si después de un año viene un 7 %, es un 7%. Es la perversidad más grande que ha asumido el descaro de la burocracia sindical y el Gobierno Nac&Pop.
En la firma del acuerdo por los sueldos de los docentes universitarios se ha llevado hasta tal extremo la burla: Conadu, Fedun, Fagdut, Ctera y UDA, acordaron un incremento del 29% en cuatro cuotas que se pagarán 16 % retroactivo a marzo, el 2 % en junio, 4 % en noviembre y el 7 % en enero de 2014, y con esto dieron por cerradas las paritarias… hasta meses después de junio de 2014. Es decir 16 meses de olímpico desprecio de lo que pase en un país donde lo que está pasando indica que lo peor está por venir. Los catedráticos han sido superados en el orden privado solamente por Luz y Fuerza, que cerró por 18 meses.
Está claro que la ofensiva burocrático-patronal que iniciara Moyano de la mano de Cristina con los primeros escalonamientos, tiende a profundizarse brutalmente y de hecho, se ha generalizado. Es evidente que a esto, más allá de la reacción de algunos sectores gremiales como Conadu Histórica que ha parado contra el acuerdo, le debiera corresponder una profundización y generalización de la lucha, superior a la profundización y generalización de la ofensiva antipopular que concretan los acuerdos burocracia-patronal.
No existe ninguna perspectiva para las justas luchas puntuales si no se marcha a la unificación de las tantas que existen aisladas. Por heroicas o resonantes que sean, sin una Coordinadora de las mismas no tienen la menor chance frente al sistema que avanza con sus quitas.
Obviamente que la solución no se encontrará en las organizaciones sindicales existentes, sino en la concreción creativa de los trabajadores que luchan, de nuevos organismos que puedan actuar al margen, arrastrando o en contra de las organizaciones sindicales actuales. Incluso, si hubiese alguna recuperada, en ese camino encontrarán su posibilidad de salir del aislamiento y la descomposición segura que acompaña a las retiradas prolongadas como la derrota al que se queda sin armas en pleno teatro de lucha.
Ya van años que los trabajadores deben soportar aumentos escalonados, por debajo de la inflación. Este mecanismo es la medida del retroceso del salario real, y esto es la medida de la derrota de las reivindicaciones económicas.
No caemos en el exitismo criminal y es cierto que nuestra visión dista mucho del ilusionismo corriente.
La realidad ha desterrado de nuestro vocabulario la palabra triunfo. A lo sumo ganamos (y es mucho decir) alguna que otra cinchada por algunos pesos y una que otra condición de trabajo, pero ni ebrios ni dormidos podemos confundir una mejoría absolutamente temporal con avances concretos en la situación de la clase obrera, de los asalariados en general.
Si en el marco del sistema capitalista todo triunfo es efímero, porque por otros mecanismos nos quitan a partir del día siguiente lo que obtuvimos ayer, mucho menos durable es el supuesto triunfo si además es tan parcial que no beneficia sino a un ínfimo porcentaje de nuestra clase.
Por lo contrario, la lucha, que si para algo sirve es para generar la unidad en organización obrera y popular, no registra ni siquiera las tentativas de hace años, que por discutibles y debatidas que fueran, marcaban una tendencia a la reunión de los que luchan en instancias de discusión para obrar de conjunto al margen o en contra de los caminos que marca la burocracia sindical.
Como si la independencia de la acción obrera consistiera en reunirse invitados disconformes a la fiesta de engaños y bajo la vieja carpa de los burócratas sindicales, muchas fuerzas de izquierda contabilizan paros y movilizaciones con lo peor de los traidores a la cabeza, como sinónimo de unidad. El elogio de los paros nacionales convocados el año pasado por algunas de las 5 centrales burocráticas, son definidos como imposiciones de los obreros independientes, confundiendo los intereses de los dirigentes en usar a los mismos como masa de maniobra y las situaciones de miseria que impulsan a la rebeldía generada por la situación objetiva, con iniciativa imparable de los obreros que desbordan a la dirigencia, es decir, que obligan a la misma a tomar medidas que no quisieran tomar.
En esto hay error de caracterización mayúsculo, que es considerar que el estado de movilización y organización interna en los sindicatos es imposible de neutralizar por parte de esa dirigencia.
A ello se agrega la suposición de que la burocracia ya está tan desmadejada que no tiene más remedio que inclinarse ante las fuerzas antiburocráticas. Esta ilusión se ha intentado concretar materialmente en repetidas ocasiones, constituyendo listas de oposición, siguiendo el viejo principio de que si no puedes vencerlos, únete a ellos (o parte de ellos para ganar elecciones) y no tiene nada, pero absolutamente nada que ver con una plataforma de propuestas y trabajo clasistas dentro de los sindicatos. En lugar de reagrupar el clasismo hace largo tiempo disperso por imperio de la ofensiva patronal en toda la línea, se han promovido nuevos dirigentes que terminan, como en Metrodelegados, incorporándose a alguna formación política burguesa, como resulta claro hoy con Pianelli y Segovia (a los cuales les brinda todavía un margen de acción para el conflicto el hecho de que su patronal es en definitiva Metrovías-Macri y no Metrovías-Cristina).
Por supuesto que ejemplos de los resultados de estas “listas opositoras” hay en todo el país y desde hace tiempo. Quizás el caso primero y más ejemplificador haya sido el de Foetra Buenos Aires. Alguno de los más actuales, el del acelestamiento de parte de la Violeta en AMSAFE Rosario.
En este camino han desaparecido -como ya indicáramos- las convocatorias que, por imperfectas que puedan parecernos, han significado una oportunidad de verificación de la conducta de cada agrupamiento, la real disposición a ir más allá del debate y pasar a la acción, que aun puntual y parcialmente, signifique crear ejemplares peleas, referencia antiburocrática, principios de ejecución de una nueva forma de organización y sobre todo, ocasión de nuclearse en lo que se pueda del país en torno a hermanos de clase con los cuales se comparte suerte y sinsuerte por ser de la misma pertenencia. Nos referimos sí a las ANT, Encuentros Nacionales de Trabajadores, etc.
Hemos asistido -y debemos decirlo francamente- desde la impotencia de nuestras menguadas fuerzas, al desistimiento de la lucha antiburócratica consecuente, condición primaria para la lucha antipatronal contundente y preparatoria de un fértil terreno para concepciones políticas de clase.
La lógica ha sido distinta: reunir para ingresar como columna contestataria en la organización rutinaria y estatalizada, encorcetada legalmente y atenazada por ello burocráticamente.
Nosotros insistimos en este Primero de Mayo que el camino de la independencia obrera es el camino de la concientización clasista, de la organización que rompa los verdaderos corrales de la organización sindical que ha mandado a hacer la burguesía y ha impuesto el Estado Burgés. Sin disposición a Nuevas Formas de Organización, comenzando por la Coordinadora de organismos de base al margen y en contra de los sindicatos burocratizados, no hay posibilidad alguna de concretar esa independencia.
En lo estratégico bregamos por una Nueva Central Clasista, Internacionalista, Antiburocrática, Independiente de los patrones, el Estado y los partidos de la Burguesía.
En este Primero de Mayo, proponemos la pronta convocatoria a un Encuentro para discutir con la urgencia que la situación nos impone, la coordinación de base de cuerpos de delegados, comisiones, activistas, agrupaciones y militancia clasista para hacer de cada lucha parte concreta de cada uno, de cada uno parte de una Coordinadora de Nacional de Trabajadores en lucha.