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Nuestro país al igual que el resto de los países de América Latina se encuentra totalmente condicionado por la situación internacional. Una crisis capitalista fenomenal arrasa hasta el último rincón del planeta.

Las burguesías imperialistas solo pueden obrar de una única manera, concentrar aún más el capital para garantizar mayor margen de ganancias.  Esta crisis de sobreproducción, este  proceso de destrucción de fuerzas productivas se traduce en disputas interimperialistas e interburguesas y conflictos por ganar o controlar la mayor cantidad de territorios posibles, ya sea para obtener materias primas y mano de obra barata, como para ampliar mercados .

Las guerras imperialistas impulsan el enfrentamiento entre naciones o grupos de naciones y siempre su trasfondo determinante es por causas económicas.

Desde que el capitalismo asume su  fase superior, EL IMPERIALISMO, los países de América Latina, Asia y África han sido sometidos a distintas formas de dominación y son permanentemente expoliados.

Argentina no es ajena a la expoliación,  la opresión y el saqueo imperialista.

De Argentina, el Imperialismo yanqui requiere una vuelta a la primarización de la economía, el pago permanente de la deuda externa, una reforma laboral que extermine todas las conquistas obreras, la eliminación por completo de la estabilidad laboral y la pulverización de los salarios, la destrucción por completo de todo vestigio de educación y salud públicas; para cumplir con ello ha tomado las riendas de la semicolonia.

El próximo gobierno argentino, sin importar quién gane,  lleva detrás la bandera yanqui. Allí está el embajador Stanley, la jefa del comando sur Laura Richardson, los veedores del FMI, los muchachos de la DEA y la CIA. Y las bases militares en nuestro territorio.

La exigencia número uno del imperialismo yanqui es el alineamiento incondicional a sus políticas y decisiones, sean estas de orden interno u externo.

Massa o Milei.
Democracia o Dictadura.
Entre Cipayos no hay cornadas.

Que “no  son lo mismo”, es una verdad de perogrullo. Cada uno representa a un sector u otro de las clases dominantes de nuestro país y de los intereses del Imperialismo en el mismo. Pero plantearle al pueblo la elección entre Massa o Milei como la contradicción entre Democracia o Dictadura, no explica en absoluto nada. Democracia? Qué democracia? La única democracia que hoy rige es la democracia burguesa; esa que Lenin definía claramente….»Tomad las leyes constitucionales de los Estados contemporáneos, tomad la manera como son regidos, la libertad de reunión o de imprenta, la «igualdad de los ciudadanos ante la ley», y veréis a cada paso la hipocresía de la democracia burguesa que tan bien conoce todo obrero honrado y consciente. No hay Estado, incluso el más democrático, cuya Constitución no ofrezca algún escape o reserva que permita a la burguesía lanzar las tropas contra los obreros, declarar el estado de guerra, etc. «en caso de alteración del orden» —en realidad, en caso de que la clase explotada «altere» su situación de esclava e intente hacer algo que no sea propio de esclavos—.”

Destacamos esta última parte de semejante concepto de la democracia burguesa porque el fantasma del fascismo y la dictadura se ciernen permanentemente sobre la clase obrera y el pueblo.

Milei y Villarruel lo plantean desembozadamente y expresan sin tapujos su admiración a los milicos genocidas; solamente el balcón de la democracia burguesa puede permitir que estos reverendos fachos hijos de puta se expresen, ellos sí, libremente.


Por otra parte, Massa no niega en ningún momento su deseo de que esas mismas fuerzas genocidas irrumpan en el escenario de la política argentina. Además es su propio gobierno el que se encarga de militarizar los barrios populares, sitiar las ciudades y rodear los centros de producción industriales. Son las mismas fuerzas y partidos de esta «democracia» las que aplaudieron , calladitos la boca,  la represión al pueblo jujeño; las mismas fuerzas y partidos que aplaudieron, también calladitos la boca, el asesinato televisado de nuestro compañero Facundo Molares.

Han llegado a tal punto de decadencia política, que la propia burguesía recurre a plantear en la campaña una antinomia absurda y engañosa que empujan a través del miedo implantado al pueblo y los trabajadores, a elegir entre «Democracia» o «Dictadura», como si solo millones de votos pudieran poner freno a la avanzada reaccionaria de la ultraderecha y los apologistas de la  dictadura genocida.

Entonces, hay que hablar francamente y quitarnos el velo de los ojos : La sociedad no se divide entre votantes de Massa o Milei. Ni entre Democracia o Dictadura. La sociedad se divide entre explotadores y explotados.  Y tanto Massa como Milei, están del lado de los explotadores, van juntos de la mano con el  partido militar, los patrones y los burócratas sindicales.

Lo que está en disputa es en manos de quién va a quedar el gobierno del estado burgués,  y el Estado Burgués es por definición …»el destacamento especial de hombres armados, que tienen a su disposición cárceles y otros elementos.»( F. Engels)

El estado capitalista ejerce la dominación de clase, puede o no, según la correlación de fuerzas, otorgar ciertas concesiones o adquirir a través de sus gobiernos, formas más o menos populistas o «benefactoras», pero su carácter de clase, su rasgo esencial de destacamento de hombres armados, subyace y es permanente.

Durante este período de 40 años de democracia burguesa, respetando la alternancia de gobiernos de distintos signos políticos, han acumulado medios represivos y jurídicos para cumplir con el principal mandamiento del Imperio, el control de cualquier atisbo de organización obrera, popular y revolucionaria, mediante lo que ellos llaman la guerra de baja intensidad o de contrainsurgencia. De ahí la ley antiterrorista, los preparativos y entrenamientos permanentes a las fuerzas represivas por parte de los mismos sanguinarios que hoy masacran al pueblo palestino.

En esta falsa  disyuntiva impuesta al pueblo y los trabajadores entre «Massa o Milei», «Democracia o Dictadura», se oculta la verdadera y única contradicción fundamental, entre  explotadores y explotados. Se niega la lucha de clases cubriéndola bajo el manto absurdo de los «intereses generales de la sociedad».

Para el pueblo y los trabajadores no hay opción,  gane quien gane, avanzará el ajuste y la represión. La derecha ya está ensoberbecida, inflada, envalentonada.

No se la puede enfrentar con votos, se la enfrenta con lucha y organización. Hay que enfrentarla en las calles con el único lenguaje que pueden entender, el de la fuerza proletaria organizada, decidida y valiente.

El plan ya está en marcha y la democracia burguesa tiene lugar para todas la voces , incluso para el fascismo con quien debaten públicamente, pero quien no tiene nunca voz en esta democracia es el pueblo y los trabajadores.

Para que se escuche nuestra voz es necesario enfrentar al gobierno, venga quien venga, gane quien gane.

Porque la única salida es la revolución Socialista. La única salida y la única democracia verdadera es la que se construye sobre la bases de la destrucción del Estado Burgués: la dictadura del proletariado.

 

18/11/2023