Desde el 12 al 14 de octubre el “estado mayor” de la burguesía que “invierte” en nuestro país se reunió en el fastuoso hotel Sheraton de Mar del Plata. Lo llaman Coloquio de IDEA (Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina). Los dueños, CEOs y directivos de más de 500 empresas que manejan la economía del país se juntaron en medio de cenas, visita a bodegas, torneo de golf, clase de cocina, bicicleteada, carrera de autos y alguna experiencia en relación a la revolución del metaverso entre otras diversiones, a discutir cómo ejecutar mejor el plan político que garantice el incremento de sus ya incrementadas ganancias.
En eso han sido y son expertos. Sin ley de reforma laboral han avanzado con reformas de hecho, aplicando la multiplicidad de tareas, la contratación de empresas tercerizadas con salarios más bajos en negro o contratación con convenios de salarios inferiores al de la actividad (generalmente UOCRA). Mención especial merece -ya que fue destacado como modelo a seguir para los empresarios- la firma del llamado convenio Toyota que implica la eliminación del pago de horas extras los días sábados para los obreros de esa planta automotriz y la implementación de ese día como jornada laboral obligatoria rotativa para aumentar la productividad de la empresa que se realizó con la firma de la modificación del convenio SMATA, que fue impulsado, aprobado en asamblea, y firmado por la burocracia de ese sindicato. No casualmente los dirigentes de los sindicatos nombrados expusieron en el encuentro.
Aunque los medios de comunicación hayan puesto poco énfasis en este encuentro y hayan hecho trascender sus aspectos más superficiales o acotados comentarios de los participantes, la burguesía no se juntó únicamente con el fin de gozar de exquisiteces y a hacer sociales.
A qué se juntaron?
No sólo participaron del cónclave los CEOs empresarios. Desfilaron por las tertulias los políticos burgueses de diferentes partidos y algunos de los más obsecuentes burócratas sindicales. Los primeros explicaron en sus discursos qué bien llevan adelante sus gestiones en los diferentes niveles del estado en los que se desempeñan. En el caso de los gobernadores presentes, Sergio Uñac de San Juan, Omar Perotti de Santa Fe, Jorge Capitanich de Chaco, Gerardo Morales de Jujuy, y el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, expusieron sobre los excelentes resultados de sus gestiones. Es decir, les rindieron cuenta de cuántos miles de millones de las arcas de los estados que administran han puesto a su disposición en estos tiempos para facilitarles la inversión, la productividad y las exultantes ganancias que han obtenido. Y sobre todo cuánto más están dispuestos a dedicar a infraestructura (rutas, caminos, obras de red energética, etc.), a conceder en exenciones impositivas y subsidios, cómo devaluar para favorecer sus importaciones y exportaciones.
El actual ministro de economía, Sergio Massa, se hizo presente a través de una entrevista grabada, dado que corporalmente se encontraba rindiendo pleitesía al Imperio en la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial. Esperado con entusiasmo por los asistentes no podía dejar de mandar alguna señal de aliento y Massa lo hizo: les habló de sus medidas para lograr el equilibrio fiscal, de reducir el déficit achicando el gasto público y de volver al superávit fiscal, comercial, a la acumulación de reservas, la inversión y al desarrollo con inclusión. Palabras que suenan bien a oídos de todos, pero que tienen como meta asegurar el único plan existente: cumplir a rajatabla el pago de la deuda externa y el acuerdo con el FMI.
También acudió el vapuleado presidente que no dudó en afirmar que su gobierno defiende la calidad institucional y señaló que no hubo prácticas de espionaje (comparándose con Macri), no se utilizó a la AFIP para presionar empresas, ni se les pidió dinero a cambio de asignarles obras públicas (comparándose con CFK?) Y agregó que si bien muchos dicen de él que es débil, él es el jefe de estado que enfrentó la pandemia, consiguió las vacunas, asumió la negociación con el FMI y está afrontando los efectos económicos de la guerra entre Ucrania y Rusia y ahí está (como quién diría: vieron, no soy tan débil, todavía estoy acá).
La clase burguesa, esta burguesía de pacotilla que gana a costas de la súper explotación de la clase obrera y de los beneficios del estado burgués, se ha reunido para analizar y elegir su mejor candidato para las próximas elecciones, aquél que sea capaz de brindar los beneficios necesarios para maximizar sus ganancias. Y los políticos de sus partidos han concurrido prestamente a exponer sus mejores habilidades de obsecuencia y servilismo.
Con el candidato no es suficiente
No conformes con los dirigentes ofrecidos van por más. Reclaman cesar con la famosa grieta que no es más ni menos que la pelea de entre casa de los políticos burgueses por el manejo de los recursos del estado y los vueltos que ellos les tiran. Advierten el peligro de un estallido de masas que haga tambalear este sistema, el más refinado sistema de dominación política, esta democracia burguesa que les ha permitido “juntarla con pala”. Ni remotamente quieren que alguna de las tantas arengas de unos contra otros o todas ellas a la vez, calen profundo y melle más aún la credibilidad del conjunto o de alguna parte del pueblo explotado y oprimido por el régimen burgués. Reclaman que se unan en una coalición mayor para asegurar la paz social que les permita seguir obteniendo las mejores y más cuantiosas ganancias. Basta de grieta, tal como ya lo había ordenado el embajador de EEUU, Marc Stanley, cuando en la 19ª edición del Consejo de las Américas en Buenos Aires (agosto del 2022) delante de otros embajadores, le dijo a Rodríguez Larreta que “el momento es hoy, que no esperen a ver los resultados de las elecciones del 2023, sin importar la ideología o posición partidaria, unan sus fuerzas ahora mismo”. En otras palabras que dejen de joder con pelearse.
A los dos meses los burgueses reunidos en el Coloquio reclaman lo mismo y a los pocos días la cámara baja da media sanción al Presupuesto Nacional con los ajustes que exige el FMI y la gran burguesía. Los obedientes de la oposición dieron quorum y algunos de ellos más obedientes junto al obediente oficialismo, votaron el presupuesto de súper ajuste que el obediente superministro mandó al Congreso. Y el resto no acompañó la iniciativa por ser partidarios de más ajuste. Pero de una u otra manera, poniendo el c… en su mullida butaca todos cumplieron las órdenes de los patrones burgueses y del amo imperial.
Ante las virulentas disputas surgidas en el seno de cada una de las coaliciones con posibilidades de hacerse con el poder político en las próximas elecciones, y en medio de la vocinglería de las acusaciones mutuas entre los dirigentes de las coaliciones gobernante y opositora (Frente de Todos y Frente Juntos por el Cambio) los representantes de los capitales extranjeros y nacionales capitaneados por el Imperialismo corean: Basta de grieta, unidad, unidad de los representantes de los explotadores. Exigen previsibilidad, reglas económicas claras a mediano y largo plazo para maximizar su rentabilidad, pero también gobernabilidad. Necesitan que los candidatos dejen de “enfrentarse” y se esfuercen en devolver la desgastada credibilidad de las masas en el sistema y sus instituciones.
El estado mayor de la burguesía y el Imperialismo han trazado su plan hace ya largo tiempo para Argentina. Desde la dictadura hasta estos días sólo ordenan sus representantes políticos para lograr mayor explotación de la clase obrera y el pueblo al menor costo posible.
Mientras los tipos más ricos del país y sus representantes resolvían los destinos de todos, rodeados de lujos, los trabajadores y el pueblo sufrimos día a día, una inflación desenfrenada que devora los salarios privándonos de elementos vitales hasta sumergirnos en la pobreza. Al mismo tiempo, los portales informativos se llenaban de altos porcentajes de supuestos aumentos logrados por convenios paritarios. De ese modo generaron una ilusoria atmósfera de “salarios ganándole a la inflación”, incluso estableciendo rankings de quién consiguió el más alto. Sindicato del Vidrio 112,4 %, Obreros Navales 110%, Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros 98%, Empleados Públicos Bonaerenses 90 %, Federación de Empleados de Comercio 90%, por citar sólo algunos ejemplos de las cifras más elevadas. Nada más alejado de la realidad. Los acuerdos paritarios firmados de porcentajes calculados sobre distintas bases salariales, la gran mayoría por debajo de la canasta de pobreza, pagados en cuotas, muchos de ellos atados hasta marzo e incluso mayo de 2023, pierden entre un 30 y un 40 % con la vertiginosa inflación desatada. Es así como un obrero del vidrio alcanzará 130.000 y un empleado de comercio cobrará 139.000 a fin de año. Un pérfido mecanismo de apropiación de los salarios. La brecha entre salario e inflación se agranda para los trabajadores en negro o fuera de convenio.
La gran ausente.
En el Coloquio de IDEA no hubo demasiada presencia de los políticos oficialistas. Pero, un día antes del comienzo del cónclave, el diario Página 12, en una nota “crítica” al mismo, se los propone como los mejores candidatos. Lo expresa en estos términos: “Y sin embargo, dentro de la última década, fue de la mano de estos gobiernos “nacionales y populares” que estas empresas de cúpulas han obtenido los mejores resultados económicos”. Y se dedican a demostrarlo con cifras extraídas de un estudio de CEPA (Centro de Economía Política Argentina) sobre los tres últimos gobiernos (CFK, MM Y AF). Por ejemplo, les recuerda que “al comparar las ganancias obtenidas en los cuatro años de CFK (2012/2015), promediaron una suma de 21.063 millones de dólares, mientras que en el período posterior (Macri 2016/2019) 16.035millones de dólares por año en promedio. Un 24% menos que en el período anterior. Y luego toma para comparar el último año de las dos gestiones y dice: “La caída en el año de salida de Macri es del 45% con respecto al del último de Cristina”. También analiza con cifras siempre extraídas del informe de CEPA, que la tan mentada presión tributaria ha sido bajísima y la carga de los considerados por este sector empresarial, “costos laborales altísimos”, se han mantenido sin variaciones. Algo así como: Muchachos, no nos dejen afuera, que con nosotros les va mejor que con nadie. Y así es. No hay dudas, el Frente de Todos expone con datos ciertos las considerables ganancias que les hacen obtener (el director de CEPA es Hernán Letcher, economista citado en sus discursos por Cristina Fernández de Kirchner y por Alberto Fernández, ex concejal del municipio de San Martín por el Frente para la Victoria – Unidad Ciudadana – y militante en otros cargos de gestión pública dentro de la misma línea). Es decir, Vicepresidenta en ejercicio, a la vez opositora a su propio gobierno, con un 30% de votos, y experta en generar expectativas de recambio, se ofrece.
La ley de leyes (el presupuesto del ajuste).
Y hace unos días la Cámara de Senadores aprobó el presupuesto nacional con cifras totalmente ajustadoras conforme a lo demandado por el FMI. Esta vez Juntos por el Cambio no funcionó como aliado. No bajó al recinto, no por disentir con los números del ajuste, si no por diferencia en cuanto a quién debe integrar como representante de los senadores el Consejo de la Magistratura. Y así, esta vez con todos los votos del Frente de Todos y fuerzas afines aprobaron dónde van a ir y dónde no, los fondos del Estado durante el 2023. Con respecto a los gastos del 2022, Promoción y Asistencia Social (Tarjeta Alimentar y Potenciar Trabajo entre otros programas) tendrá el 1,2% menos, Salud un 3,2% menos, Educación, un 15,5% menos, los fondos destinados a garantizar los derechos de las niñas, los niños y adolescentes, en programas como AUH, Conectar Igualdad, etc., caen un 2,4%, Vivienda y Urbanismo un 9,3%, Ecología y Medio Ambiente un 12%. Menos, menos, menos, para necesidades tan prioritarias de los trabajadores y el pueblo. En cambio, la partida destinada a servicios de la deuda es de un 16% de los gastos totales y a su vez garantiza beneficios millonarios para los empresarios. Con semejante declaración de guerra, nadie salió al cruce, ni un mísero gesto de resistencia.
Pignanelli(S.M.A.T.A),Martinez ( U.O.C.R.A) los gordos de IDEA.
A rebelarse
Con una inflación que no para de subir y según los analistas superará el 100% a fin de año, con el peso que no deja de perder valor en relación al dólar, lo que puede desatar una espiral inflacionaria imparable comparable a la de Alfonsín y cada vez más trabajadores asalariados por debajo de la línea de pobreza, un dato a destacar es que la llamada “conflictividad laboral” cayó a niveles mínimos desde enero de 2006, fecha en que el Ministerio de Trabajo comenzó a medir esta variable. En el segundo trimestre de 2022 (los datos disponibles son hasta junio de 2022), se registraron 26 conflictos con paros, promedio por mes en todo el país. Nunca se había registrado una cifra tan baja en ese período del año.Es un dato a destacar y muy preocupante. Con el Imperio poniendo en orden su patio trasero y reforzando su dominio a través de programas económicos impuestos por el FMI, la burguesía local asociada a la extranjera y ambas a los capitales financieros y la destrucción de hecho de los convenios laborales, reducción de costos laborales para las patronales a costa de una gran masa de trabajadores monotributistas, las luchas obreras para resistir estos embates resultan insuficientes, aisladas y la mayoría de ellas, encuadradas legalmente, dentro de lo considerado “políticamente correcto”, aún las dirigidas por la izquierda reformista y pacifista como fue la de los obreros del neumático que hicieron una lucha de seis meses concurriendo a más de 35 audiencias en el Ministerio de Trabajo. En cada conflicto, marcha o acampe, la masa se ve sometida al constante y pérfido latiguillo de los medios masivos de comunicación de cuánto perjudica al prójimo cortar una ruta o una calle, o tomar terrenos o una fábrica; o recuperar alimentos de donde se encuentren cuándo el hambre apremia a las familias. Si bien esas prácticas de saludable rebeldía se han llevado adelante en algunos períodos en que la bronca y la dignidad saltaban sobre las vallas ideológicas o físicas que impone el sistema, en estos últimos tiempos, nuestra clase está adormecida. Las promesas electorales de bienestar y paz han calado profundo y después de tanto esperar que “la copa se derrame” reina el escepticismo, el todo da igual. Después de cuarenta años de prédicas burguesas, ha aprendido que suba quien suba la situación no cambia. Si bien son escasas las expectativas en la democracia burguesa, todavía hay alguna ilusión de que alguien o algo pueda hacerla funcionar poniendo la “casa en orden”, quizás alguno que grite más fuerte que otro sobre las lacras de la política burguesa. Y esa es una situación grave que prende las alarmas sobre la posibilidad de que cualquier mamarracho reaccionario las pretenda acaudillar. Porque evidentemente no serán los referentes de la izquierda electoralera y pacifista quienes encenderán sus discursos para convocarlos a sacar los pies del plato.
Nuestra clase no se asume como protagonista de grandes luchas y cambios. Aunque desconfía de sus dirigentes sindicales, siguen sus directivas propatronales, dejan que negocien en su nombre y aceptan sus propuestas mansamente aunque éstas signifiquen resignar el reconocimiento del pago de horas extras o suspensiones.
La burocracia sindical peronista ha jugado y juega un rol de freno permanente ante cualquier conflicto que intente surgir desde las bases obreras y asalariadas. Y fundamentalmente es una correa de transmisión de las posiciones patronales en el seno de las mismas. Han sido y son cómplices de los gobiernos de turno, ya sean de su propio partido o de los del bando supuestamente contrario. Los “gordos” de la CGT sólo ejercen alguna presión para lograr grandes sumas de dinero para las obras sociales de los sindicatos, o sea “su caja”, la que manejan a discreción. Es una casta desclasada que se ha ido transformando en ricos empresarios y como tal han convencido de que lo que hay que defender es la fuente de trabajo, es decir las empresas y sus rentabilidades, han negociado vacaciones en cualquier momento del año según conveniencia de las mismas, suspensiones, despidos y “aumentos” en cuotas que corren detrás de la inflación y sin ningún empacho firman actas paritarias con cláusula de paz social incluida. Han convocado y convocan a movilización en defensa del gobierno de los Fernández, como la del 17 de agosto, en la que pusieron el eje en los formadores de precio y los especuladores, salvándoles las papas a su gobierno, al igual que lo ha hecho la CTA de los Trabajadores. Justamente cuando el Imperio, los burgueses y sus representantes políticos arremeten bestialmente contra los explotados y expoliados, estos tipos refuerzan el yugo ideológico firmando la paz.
No caben dudas, esa es nuestra tarea. Necesitamos multiplicar los esfuerzos de la vanguardia revolucionaria para devolverle a nuestra clase la conciencia arrebatada por el enemigo, volver a encender en ella la confianza en sus propias fuerzas, la rebeldía y el coraje para luchar enfrentando los ataques recibidos de todas las maneras y con todos los métodos que en su historia ha sido capaz de crear la clase. Necesitamos generar nuevas formas de organización libre de las ataduras de la legislación burguesa, independientes de los partidos patronales y sus gobiernos, con delegados elegidos por la base y mandatos revocables. Necesitamos poner nuevamente en pie el clasismo .