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1º de Mayo: QUE LA VIOLENCIA PROLETARIA SEA LA PANDEMIA CONTRA LOS CAPITALISTAS.

Una enorme ofensiva patronal se descarga sobre la Clase Obrera y los pueblos del mundo. La clase capitalista ya presentó su programa de salida a la crisis: sobre los cimientos de la explotación profundizan la desocupación, el hambre, la miseria y la más profunda degradación de nuestro pueblo. La quita de derechos dentro del sistema que hemos obtenido en más de un siglo de lucha consciente, es la constante que se ahonda como respuesta a la pandemia. Una vez más, como en los hechos que hace 134 años dieron lugar a aquel 1º de Mayo, la bestia imperialista muestra la verdadera cara del enemigo que enfrentamos.

La semicolonia que habitamos no escapa a los designios del “enemigo del género humano”, los Estados Unidos de Norteamérica. Despidos, suspensiones, recortes y congelamientos salariales, colas de pobres desarrapados que se pierden en el horizonte en busca de un poco de comida, desatención sobre las necesidades de salud, pagos a la usura internacional, son la contracara de un formidable aparato de propaganda que proclama “un gobierno que nos cuida”, que “está con nosotros”. Desde ese lugar, sesudos intelectuales, analistas, pensadores, referentes políticos y sociales, promueven la fantasiosa idea de una vuelta al “Estado de Bienestar”. Fuera de toda constatación material y alineados al confort que disfrutan, su única pretensión es desorientar nuestra consciencia y acción en los términos que la Historia y la lucha de clases demanda. Eso no es una salida, sino una recaída. Después de siglos de ciclos entre lo que parezca más bueno y los peores explotadores, es preciso que la clase obrera recupere la posición que naturalmente exige la sociedad dividida entre explotados y explotadores: esto no se arregla sin la liquidación del sistema capitalista y la instauración del Socialismo. Si el capitalismo es incapaz de satisfacer las reivindicaciones que surgen infaliblemente de los males por él mismo engendrados, no le queda otra que morir.

Desde otro ángulo, una izquierda reformista totalmente adaptada a la democracia burguesa, plantea “salidas” o “alternativas” socialistas llamando a votar sus tribunos, presentando leyes o convocando movilizaciones ovejunas. Sustituyeron de hecho la Destrucción del Estado Burgués y la Dictadura del Proletariado por la representación parlamentaria y el voto ciudadano.

El denominador común de populistas y reformistas es el pacifismo con el que sostienen sus ideas críticas. Promover el pacifismo en una sociedad fundada, erigida y sostenida sobre la violencia sistemática, es el principal elemento alienador sobre nuestra clase. Es sobre ese pacifismo y la falta de justa respuesta que los capitalistas sustentan su poder, privilegios y atropellos.

Nada de esto tiene que ver con la fecha que conmemoramos ni la gloriosa Historia de lucha de nuestra clase. Los obreros de Chicago fueron a la lucha a fondo y sin tapujos. El cierre de la convocatoria a Haymarket fue esta: “Workingmen Arm Yourselves and Appear in Full Force”; es decir “Trabajadores, ármense (para el acto) y presenten batalla con toda su fuerza”. La retractación y proclama de inocencia de los Mártires de Chicago por parte de la burguesía nos importa un corno, porque lo que se juzgó y condenó allí fue a la Clase Obrera combatiente, insumisa y pensante. Bien lo aclararon los sentenciados con palabras terminantes, como George Engel:

“…Entonces entré en la Asociación Internacional de Trabajadores. Los miembros de esta asociación están convencidos de que sólo por la fuerza podrán emanciparse los trabajadores, de acuerdo con lo que la Historia enseña. En ella podemos aprender que la fuerza libertó a los primeros colonizadores de este país, que sólo por la fuerza fue abolida la esclavitud…No niego tampoco que haya yo hablado en varios mítines, afirmando que si cada trabajador llevase una bomba en el bolsillo, pronto sería derribado el sistema capitalista imperante. Esa es mi opinión y mi deseo… Mi más ardiente deseo es que los trabajadores sepan quiénes son sus enemigos y quiénes son sus amigos. Todo lo demás yo lo desprecio; desprecio el poder de un Gobierno inicuo, sus policías y sus espías. Nada más tengo que decir.»

Es en ese “ardiente deseo” y en “todo lo demás” que despreciaron los compañeros donde se halla la unidad indispensable de nuestra clase. A quienes afirman no saber qué va a pasar al final de la pandemia, desconcierto ante el escenario presente o incertidumbre sobre sus consecuencias, respondemos con nuestros mártires que HAREMOS PARIR LA HISTORIA: no los dejaremos tener una moneda de ganancia, no los dejaremos gobernar, no dejaremos que disfruten su privilegiada vida, no dejaremos que una mentira más infecte nuestra conciencia.

Y es que en definitiva:

Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar.

¡Proletarios de todos los Países, uníos!”

1º de Mayo OBRERO Y SOCIALISTA!

¡SOCIALISMO O BARBARIE!

¡REVOLUCIÓN O MUERTE!